El confinamiento y el gran permiso

El confinamiento y el gran permiso

Día X de cuarentena, ya no hay lunes, martes o miércoles, la vida está entre mañana, tarde y noche. Es así como desde la mejor intención, la adaptación y el humor buscamos reducir los efectos de la montaña rusa de emociones en la que estamos inmersos por el confinamiento.

¿Por qué no puedo concentrarme? ¿Por qué no puedo tener pensamientos positivos durante el día? ¿Por qué no puedo mantener la productividad? ¿Por qué no rindo como quiero y siento que me canso más?

Pues porque no podemos dar la espalda a la realidad. Porque a diario las noticias llegan y la incertidumbre crece. Porque para evitar contagiarnos, limitamos nuestra libertad. Nuestra calidad de vida o la idea de bienestar que teníamos fue impactada para siempre. Y ante esto, muchos buscan crear una aparente “normalidad”.

Desde diversos cursos en línea o videoconferencias así como artículos de coaching personal, coaching empresarial y profesional, de liderazgo, coaching ontológico o coaching de vida existe un bombardeo de información que apunta a frases como “deja a un lado el miedo”, “necesitamos rediseñar la forma de hacer nuestro trabajo y actividades diarias”, “abracemos con confianza lo nuevo”, “haz de la crisis una oportunidad”, “convierte el cambio en una ventaja competitiva” o “responsabilízate de tus emociones”.

Todas frases cargadas de buena intención que buscan generar equilibrio, potenciar el crecimiento personal e influir en tu desarrollo humano. Sin embargo, analicemos. ¿Cómo podemos dejar de lado el miedo? ¿Cómo se abraza con confianza lo nuevo? El miedo no es una prenda que te sacas y pones al costado, la confianza es un proceso que requiere pruebas de por medio y hasta ahora no las hay. Para poder hacer de la crisis una oportunidad, una ventaja competitiva, debemos antes entender nuestras emociones y solo entonces podremos hacernos cargo y responder ante ellas.

A diario luchamos con nuestros roles y personajes múltiples. Nuestras casas se han convertido en espacios de coworking y aulas de estudio donde hay que tomar turno para usar las computadoras. Vamos del teletrabajo al homeschooling, cuidando de hacer bien la receta que encontramos en youtube, y eso sin decir el tiempo que nos toma poner y sacar la ropa de la lavadora, barrer, limpiar los baños y demás tareas domésticas que nunca acaban. Llega la tarde y nuestra saturación y agotamiento se unen a la incertidumbre y falta de claridad en lo que va a pasar. Mascotas, niños y adultos estamos todos presos no solo de un encierro domiciliario sino de nuestros propios miedos ante este nuevo estilo de vida donde prima la no certeza, la falta de seguridad y la recarga de labores, muchas nuevas y otras que parecían fáciles pero que no lo han sido.

Es cierto que vivir es una incertidumbre. Para comenzar, nunca sabemos el día que dejaremos este mundo, pero el venir acostumbrados a determinados hábitos nos generaba una rutina y cierta tranquilidad. Ahora al temor al contagio del COVID19, se agrega la inquietud y el desasosiego ante todo lo nuevo que trae consigo esta pandemia y crisis global, lo cual genera un brutal efecto en nuestra emocionalidad y en nuestro diario vivir.

Para poder generar ese nuevo equilibrio, que tanta falta nos hace, desde Mentoring de Vida te invitamos a observar que venimos de una historia performativa y que en este momento es la autenticidad la que comienza a tener cada vez más lugar. Nuestros cambios mentales precisan tiempo y permiso para entrar en nosotros mismos sin recetas ni consejos previos sino más acorde con nuestra naturaleza humana. No estamos acostumbrados a ello. Pero solo cuando lo hacemos, podemos encontrar la energía que demanda este momento. Evitarlo nos quita la oportunidad para cargar nuestras baterías de creatividad y fortaleza internas. Cualidades necesarias para el real bienestar propio y para poder influir en nuestros seres queridos de manera funcional y positiva.

En Mentoring sabemos que no es desde el consejo bien intencionado como los seres humanos funcionamos, pues no somos máquinas a las que insertas una moneda de consejo y sale la lata de Coca-Cola. Somos una totalidad compleja que supera las leyes lineales de causa efecto. Es cuando entramos en nuestra emoción profunda y aceptamos que somos falibles, altamente emocionales, sensibles, vulnerables y que estamos en un tiempo de aprendizaje cuando iniciamos ese camino de real adaptación, de capacidad de trazarnos desde una sana y propia agenda aquellas actividades a las que vamos a dar tiempo y espacio en nuestro día a día.

Desde Mentoring Empresarial, sugerimos que te permitas un ajuste mental que constituye la base para visualizar estratégicamente como seguir adelante. Al inicio vas a ir lento porque estás atravesando una nueva ruta pero cuando menos lo esperes, como ocurre con todo nuevo aprendizaje, si tú estás realmente bien por dentro, la creatividad aparece y supera tus expectativas. Lo que no podías resolver en días, incluso semanas, acabas haciéndolo de modo orgánico, inteligente y estratégico porque no solo interviene tu mente sino que todo tu ser emocional, físico, mental y espiritual entran en acción alineada.

Permítete estar a ratos mal genio, equivocarte, hacer mal, demorarte, quedarte en blanco, no cumplir con las clases virtuales de yoga, no meditar todas las mañanas como tus amigos te han recomendado, no saber cómo ayudar a tus hijos con las teletareas porque todo es parte de un cambio que está tomando formas nuevas, se está asentando.

No ignores todo lo que publican la prensa y las redes sociales pues estar informado de aspectos logísticos es importante. Sin embargo, no te dejes intoxicar por noticias que te roban energía y ocupan tu mente de modo disfuncional. Tan importante es saber escuchar como saber cortar cuando comienza a ser nocivo para ti.

Vas a encontrar el justo equilibrio, pero mientras, permítete ir despacio, divide tu semana de modo que las diversas actividades tengan su tiempo para llevarlas a cabo de manera enfocada. Incluye tiempo para la reconexión con tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. La vía es entrar en la emoción que te invade y no en su negación o represión de la misma.

Conéctate con la gente que te importa y aporta pero no te vuelvas adicto al chat, al whattsapp o a las videoconferencias pues el miedo tiene formas de reacción y una de ellas es huir. Estar todo el día chateando es una forma de no hacerte cargo. Otra es agredir de forma simbólica con maneras rudas, irritabilidad y mal humor. Aprende a incorporarlos y mirarlos como propios de tu miedo y del miedo que sienten tus seres queridos ante estos cambios e incertidumbre. La tercera forma que adopta el miedo es paralizarte, por eso no te sientes a veces tan productivo pese a que no paras de hacer pues este cambio global se asemeja a un terremoto sin movimiento telúrico donde las capas tectónicas de nuestro psiquismo están moviéndose y esto requiere gran cantidad de energía para el reacomodamiento. Permítete tus momentos en blanco para recargar pero no te quedes en ellos.

Y claro da de ti a los tuyos, todos lo necesitan pero siempre recuerda primero llenar tu copa personal para que lo que des no sea por obligación o desde el deber ser sino desde la genuina conciencia del amor que brota y chispea como un vino espumante cuando la copa propia está llena.

Marianela Ruiz y Patricia Morales

Mentoring Empresarial y de vida

Quito, 10 de Abril de 2020

 

 

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